Corazones de Acero. La historia tras la escena final de la película
La película «Corazones de Acero» ha sido bastante criticada en los foros y redes sociales por culpa principalmente de dos escenas. Una de ellas es la del combate entre el carro de combate Tiger y los tres Sherman norteamericanos. La otra es la escena final en la cual el personaje interpretado por Brad Pitt, junto con su tripulación, luchan hasta el final en torno a su Sherman inutilizado tras pisar una mina contracarro. Y es que no fue para muchos nada creíble que estos aguantaran de la manera en que lo hicieron, el ataque de un numeroso contingente de las Waffen SS. Corazones de Acero. La historia tras la escena final
Pues bien, os traemos una historia similar a la narrada en la escena final de Fury, y que de haberse llevado literalmente al cine, sin mover una coma de lo que los informes dicen, hubiera sido criticada furiosamente por un amplio sector de los aficionados a la Segunda Guerra Mundial, en especial por los más germanófilos. Hubiera sido tachada cuanto menos de americanada, y es que a veces la realidad supera a la ficción. El protagonista de este episodio fue Audie Leon Murphy, un militar norteamericano que fue numerosas veces condecorado por sus acciones valerosas en el campo de batalla. En esta ocasión, la acción le valió la máxima condecoración de las Fuerzas Armadas de los EEUU, la Medalla de Honor. Los sucesos ocurrieron en lo que fue la Bolsa de Colmar, el 26 de enero de 1945.

No vamos a narrar la historia, sino a traducir directamente uno de los informes de la acción llevada a cabo por Murphy. Al final están las imágenes del informe original. El texto entre paréntesis son añadidos para su mejor comprensión:
Soy Anthony V. Abramski, 42060471, Soldado de Primera Clase, Fusilero de la Compañía «B», del 15º Regimiento de Infantería, y en dicha calidad fui testigo de la siguiente acción:
El 26 de enero de 1945, la Compañía «B» estaba en campo abierto, justo tras una lengua de bosque cerca de Holtzwihr, Francia. En torno a las 14.00 horas, el enemigo contraatacó con un terrorífico golpe. Seis carros de combate pesados empezaron a aproximarse hacia nosotros junto con unas dos compañías de infantería alemana que les seguían. El asalto fue precedido por un ataque de artillería de diez minutos contra nuestras posiciones.
El teniente segundo (second lieutenant) Audie L. Murphy, 0-1692509, nos ordenó retroceder a las posiciones que habíamos preparado 100 metros en el interior del bosque. A la que retrocedimos, la infantería kraut (mote dado a los alemanes) se posicionó tras los carros de combate. Los cañones de los carros y las ametralladoras no dejaron de dispararnos todo el tiempo.
El teniente segundo Murphy permaneció en su posición, que estaba bajo un árbol en mitad del claro, por lo que podía dirigir el fuego de artillería contra el avance enemigo. Junto a un cazacarros (un M10 Wolveryne) que estaba situado a lo largo de la carretera principal que atravesaba el bosque, y a unas 10 yardas a sus espaldas y en su lado derecho, mantuvo esta posición de retaguardia bajo el fuego de los carros de combate alemanes.
Desde mi posición en el bosque, vi un impacto directo de un cañón alemán de 88 mm contra nuestro cazacarros. La tripulación salió de este tan rápido como pudo y se retiró a la posición de la compañía en el bosque. Un montón de humo salía del TD (de tank destroyer o cazacarros) impactado. Ardía lentamente.
Los carros enemigos estaban ahora al tanto de la posición del teniente segundo Murphy, avanzando a ambos flancos y disparando sobre él con sus cañones y ametralladoras. Proyectiles AP (Contra blindaje) y HE (Alto Explosivo) impactaban alrededor de la zona. El teniente segundo permaneció en pié valientemente, dirigiendo a la artillería, aunque los fragmentos de los proyectiles cortaban las hojas del árbol bajo el cual se hallaba el teniente segundo. Los carros de combate pasaron junto a él.

Durante todo este tiempo, el teniente segundo Murphy continuó dirigiendo el fuego de artillería con calma contra la infantería kraut, que estaba avanzando a unas 200 yardas tras los carros de combate. Vi proyectil tras proyectil, impactar en mitad de la línea alemana. Docenas de alemanes cayeron por nuestra concentración de artillería, pero la línea seguía avanzando hacia nosotros.
A la que atacamos a los carros de combate kraut con los bazooka y fuego de artillería dirigido, vi al teniente segundo Murphy subir a la parte de arriba del cazacarros que estaba ardiendo, mientras que ráfagas de pistolas ametralladoras de la infantería que avanzaba impactaba contra el casco y las cadenas. Aunque salía abundante humo de la escotilla abierta, el teniente segundo Murphy subió a la torre y abrió fuego con la ametralladora calibre .50 del TD. El interior del TD ardía, y estaba repleto de munición y gasolina; en cualquier momento podría haber explotado. Era como estar encima de una bomba de relojería.
Los krauts dispararon contra el teniente segundo Murphy con todo lo que tenían. Como el cazacarros había sido destruido con su cañón de 3 pulgadas encarado hacia el enemigo, tuvo que girar la ametralladora del calibre .50 180 grados para atacar a los kraut, teniendo que disparar encima de la torre abierta. Eso significaba que estaba encima del chasis del TD, expuesto al fuego enemigo desde los tobillos a la cabeza y destacando su silueta contra los árboles y la nieve que estaban tras él.

A la vez que la infantería se amontonaba hacia el cazacarros, disparaban con sus armas automáticas y fusiles contra el teniente segundo Murphy. Pude ver las trazadoras blancas de sus ametralladoras impactar contra la barcaza y la torre, rebotando. El fuego de las armas ligeras parecía converger en él desde todas las direcciones. No entiendo todavía como salió con vida.
Entonces, en torno a una docena de alemanes se abrieron camino a través de una zanja para flanquearle por su lado derecho. Avanzaron sigilosamente hasta 50 yardas de él, cuando el teniente segundo Murphy los detectó. Girando la ametralladora hacia este nuevo enemigo, disparó cartucho tras cartucho hacia la zanja, matando a toda la fuerza alemana.
Los seis carros alemanes fracasaron en su ataque contra nuestras posiciones que habíamos preparado porque carecían de apoyo de infantería. Los carros cambiaron de rumbo y avanzaron a través del bosque hacia la posición del teniente segundo Murphy, disparándole con sus cañones de 88 mm y ametralladoras. Pude ver disparar al teniente segundo Murphy con la ametralladora hacia los carros de combate que se le aproximaban, forzándoles a cerrar las escotillas, entonces dirigió su arma hacia la infantería, que todavía estaba avanzando bajo una cortina de fuego de armas automáticas.
El fuego de artillería amiga bombardeó el camino de los carros en avance, previniendo que estos sobrepasaran la posición del teniente segundo Murphy. Los proyectiles HE de un Mark VI alemán impactaron dos o tres veces en el cazacarros del teniente segundo Murphy. Las llamaradas irrumpieron a través de las escotillas, y todo el cazacarros estuvo envuelto de nubes de humo. Cuando se aclaró el humo tras uno de estos impactos, vi que el teniente segundo Murphy había sido alcanzado. Su uniforme estaba hecho jirones y cubierto de suciedad, y la sangre fluía a través de sus pantalones desgarrados.
A través de este furioso fuego, el teniente segundo Murphy permaneció en su posición expuesta, disparando siempre que los alemanes intentaban avanzar. Le vi matar a krauts en las zanjas, los pliegues del terreno y en campo abierto. Elementos de asalto avanzaron apresuradamente hasta una distancia de 10 yardas de su cazacarros en un desesperado intento de coparlo o de destruirlo con granadas. El teniente segundo Murphy detuvo y mató a estos alemanes con fuego de ametralladora a una distancia de 10 a 20 yardas de su posición.
Sangrando abundantemente por la herida de su pierna, su cara ennegrecida por el humo y la suciedad arrojada por la explosión de los proyectiles, el teniente segundo Murphy continuó luchando, matando un total de unos 25, e hiriendo aproximadamente dos docenas más de enemigos. Esperaba que el maldito cazacarros explotara bajo sus pies de un momento a otro.

Durante una hora, retuvo a la fuerza enemiga sin ayuda de nadie, luchando contra todo pronóstico. Cuando su último cartucho fue consumido, el teniente segundo Murphy bajó dolorido del cazacarros, volviendo a la posición de nuestra compañía. Aunque su herida parecía realmente grave, rechazó esperar para recibir tratamiento sanitario. Reorganizó la compañía y nos dirigió en un ataque contra la fuerza alemana que los hizo retroceder a los bosques de los que habían salido. Después de que hiciera eso, paró para recibir primeros auxilios sobre el terreno, pero no fue evacuado.
El combate que el teniente segundo Murphy realizó fue la muestra de coraje y agallas más grande que haya visto jamás. Solamente uno entre un millón estaría dispuesto a permanecer en un vehículo ardiendo, cargado de explosivos, retener a unos 250 enfurecidos krauts durante una hora, y hacer todo esto estando herido. El teniente segundo Murphy no solo retuvo una de las más duras y determinadas fuerzas de cabezas cuadradas que me haya encontrado jamás, sino que debió de haber matado y herido a unos cien de ellos dirigiendo la artillería y con fuego del calibre .50.
Fuente Original: https://catalog.archives.gov/id/299775
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